519 años después de la conquista del continente americano y pese a los procesos posteriores de independencia de los territorios ocupados por España, América Latina sigue padeciendo procesos de dependencia y explotación por parte de países industrializados. Este fenómeno puede explicarse bajo la perspectiva de una neo colonización o de una colonización persistente que no ha cesado, sino que por el contrario ha avanzado hasta transformarse en formas complejas de dominación económica, de violencias sofisticadas y estructurales, y de sometimiento cultural.
Evidencia de ello son las nuevas formas de gobernanza que vinculan actores del sector privado como las empresas multinacionales de dichos países que fortalecidas por la desnacionalización de los flujos financieros y de sus actividades comerciales, buscan la extracción de recursos mineros y energéticos en los países no industrializados. La extracción ha supuesto no sólo la explotación de los recursos sino también una serie de impactos sociales, económicos, ambientales y políticos que han sido devastadores para las poblaciones que habitan estos territorios y que en algunos casos han desembocado en fenómenos de violencia que derivan en el despojo, el desplazamiento forzado y las alianzas entre estas empresas y actores armados.
En este sentido, desde tiempo atrás los pueblos originarios y diversos sectores como el campesinado, la población afrodescendiente o las mujeres, han desarrollado procesos de resistencia a estas formas de dominación y de violencia. Así como el capital se ha transnacionalizado, los procesos de lucha popular, la protesta, denuncia y rechazo ante la expoliación han ido fortaleciéndose en plataformas que articulan no sólo las realidades locales sino que se instalan en contextos fuera del Estado Nación y que vinculan diferentes realidades, organizaciones y procedencias.
Las posibilidades de los movimientos sociales transnacionales han cobrado fuerza gracias a los avances tecnológicos y comunicativos de la globalización y a los movimientos migratorios. Las estrategias políticas, el potencial para la acción y la negociación en la arena pública que superan el nivel nacional, son expresiones de una nueva geografía del poder de las luchas contra – hegemónicas. En otras palabras, las luchas sociales o al menos sus procesos se han globalizado.
La realización de las jornadas supone el esfuerzo por identificar las formas de nuevas colonizaciones a partir del expolio por parte de las empresas en América Latina, la necesidad de visibilizar las luchas populares de resistencia y la posibilidad de abrir escenarios de encuentro entre las organizaciones sociales y la academia. La pertinencia científica es la necesidad de poner en el debate crítico las relaciones entre norte y sur y la posibilidad de reflexionar en torno a nuevas formas de los movimientos sociales que se instalan en terrenos transnacionales. La relevancia social es dar voz al fenómeno desde diferentes perspectivas, la académica pero también la experiencial.
Les invitamos a participar en un espacio de discusión sobre el expolio y explotación de los recursos mineros, hídricos y energéticos en América Latina; así como de la explotación del trabajo y la mano de obra; y de los procesos de resistencias que se vienen dando desde diferentes organizaciones y lugares de América Latina.
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